A todos nos suenan marcas como Opel, Bayer, Agfa, Basf, Varta, Allianz, etc. Firmas alemanas, que tuvieron algo que ver con el nacimiento y el auge del nazismo. El relato de esta novela-ensayo de Éric Vuillard, comienza con una reunión en el palacio del presidente del Parlamento alemán, en la que tomaron parte “veinticuatro trajes de tres piezas y el mismo número de pantalones de pinzas con un amplio dobladillo”, veinticuatro patricios de la industria alemana, dispuestos a contribuir con sus capitales para la consecución de los propósitos de Hitler. El relato poético e inquietante del Premio Gouncourt 2017, desgrana la filosofía y la ambigua banalidad de estas sombras, decisivas para lo que serían los hechos terribles del nazismo. Los políticos ensayaban la post-verdad, y las víctimas eran el pueblo y sus propios colegas: Lord Halifax y Chamberlain en Inglaterra, Kurt von Schuschnigg y Miklas en Austria, que acuden al Berghof para ser engañados por Hitler en la siniestra trama para la anexión de Austria.

El libro es inquietante, no tanto por los hechos que cuenta, bien conocidos, sino porque los cuenta de manera tan eficaz, que evoca en el lector la posibilidad de que esos hechos no estén tan lejos, y se repitan actualmente. Vuillard relata con un estilo novedoso, rápido e intenso, como en una carrera, que lleva al lector, de página en página, a la sensación de que la historia fluye por los caminos más vulgares, aunque sea luego enaltecida como decisiva. Al final, los personajes siniestros de la intrahistoria, se resisten ante cualquier derrota. Todos los arriba citados sobrevivirán al régimen, y financiarían en el futuro la Alemania Federal. El lector siente que ha vivido una aventura, pero fue una realidad mucho más dolorosa que lo que se ha escrito sobre ella. Una obra perfecta.